Para muchas personas, el invierno es sinónimo de resfríos. Esto no es casualidad: la mayoría de los virus respiratorios estacionales se replican con mayor facilidad durante esta estación. Su envoltura lipídica los vuelve más resistente al frío, lo que les permite sobrevivir por más tiempo en ambientes con bajas temperaturas. Además, en invierno tendemos a pasar más tiempo en espacios cerrados, con menor ventilación y mayor cantidad de personas, lo que facilita la transmisión. A todo esto se suma un hecho clave: en estas condiciones, el sistema inmune también ve reducida su eficacia.
La llegada del invierno nos invita a reforzar la prevención y el cuidado, especialmente frente a enfermedades broncopulmonares. A medidas básicas, pero esenciales, como el lavado frecuente de manos, la ventilación de espacios cerrados, una alimentación nutritiva, un buen descanso, una adecuada hidratación y la exposición a la luz solar, se pueden sumar otras prácticas que apoyan la salud inmunológica. Entre ellas, destaca el uso de hierbas tónicas y hierbas inmunoestimulantes, aliadas naturales que ayudan a fortalecer el sistema inmune y a mantenernos sanos y resilientes durante los meses más fríos del año.
Hierbas inmunoestimulantes y tónicos inmunológicos
Uno de los errores más frecuentes entre quienes se inician en el uso de las hierbas medicinales es confundir las especies herbales inmunoestimulantes con los tónicos inmunológicos. Mientras que los tónicos herbales se consumen de forma regular —especialmente durante el otoño y el invierno— para fortalecer progresivamente el sistema inmune y reducir el riesgo de infecciones virales comunes, las hierbas inmunoestimulantes se utilizan de manera puntual, al inicio de una enfermedad, para brindar una protección inmediata. En otras palabras, los tónicos actúan de forma lenta pero sostenida, por lo que requieren un uso constante para ser efectivos, mientras que las plantas inmunoestimulantes se emplean en momentos específicos para activar rápidamente la respuesta inmunológica.
Las hierbas inmunoestimulantes actúan sobre componentes clave del sistema inmunológico, tanto innato como adaptativo, a través de diversos mecanismos. Por un lado, estimulan la fagocitosis, activando células como los macrófagos y neutrófilos, que se encargan de capturar y destruir microorganismos patógenos; en este sentido, se ha demostrado que extractos de Echinacea purpurea aumentan la actividad fagocítica en granulocitos humanos (Rininger et al., 2000). Otro mecanismo es el aumento de leucocitos circulantes, como se ha visto con la equinácea, que puede elevar el número de glóbulos blancos y así mejorar la capacidad del cuerpo para enfrentar infecciones. Finalmente, algunos inmunoestimulantes también contribuyen a la estimulación del sistema inmune adaptativo, al favorecer la producción de anticuerpos o inmunoglobulinas, lo que permite una respuesta más específica frente a virus y bacterias.
Si ya estás presentando síntomas de resfrío como estornudos, secreción nasal, tos o dolor de garganta, te invitamos a recurrir a las siguientes hierbas inmunoestimulantes:
- Equinácea (Echinacea purpurea): algunos estudios han concluido que esta planta puede reducir de forma eficaz tanto la intensidad como la duración de los síntomas del resfriado común. Se ha demostrado que posee propiedades inmunoestimulantes, ya que promueve un aumento en la cantidad de glóbulos blancos circulantes, estimula la fagocitosis por parte de los granulocitos humanos y puede inducir una leve elevación de la temperatura corporal como parte de la respuesta inmune (Rininger et al., 2000). Investigaciones sugieren que la equinácea es más efectiva cuando se administra al inicio de los síntomas, ayudando así a atenuar el curso de la enfermedad (Barret et al, 1999).
- Sauco (Sambucus nigra): las bayas, hojas y flores son conocidas principalmente por sus efectos antivirales, especialmente contra los virus respiratorios. Está comprobado que su uso reduce la duración y severidad de estos virus respiratorios. El sauco ayuda, además, a fortalecer el sistema inmune y a activarlo. Esto es porque tiene cualidades inmunoestimulantes: promueve el movimiento de las células B y T, que son aquellas “vigilantes” del sistema inmune (para más información sobre esta planta te invitamos a leer el Perfil del Sauco en nuestra web).

A diferencia de las hierbas inmunoestimulantes, los tónicos –o inmunomoduladores– modulan la respuesta inmunitaria según las necesidades del organismo. Por ejemplo, el astrágalo (Astragalus membranaceus) ha demostrado estimular la producción de linfocitos T y aumentar la expresión de interferones, potenciando así la capacidad del cuerpo para resistir infecciones virales sin causar una respuesta inflamatoria excesiva. Muchos tónicos poseen propiedades adaptógenas, ayudando al cuerpo a manejar el estrés crónico —un factor que debilita la inmunidad—, como ocurre con el shatavari (Asparagus racemosus) o el amla (Emblica officinalis), ricos en antioxidantes y utilizados tradicionalmente para promover la longevidad y la resistencia física.
A continuación te dejamos una lista de hierbas (y hongos) tónicas que te ayudarán a prevenir enfermedades de invierno:
- Hongo cola de pavo (Trametes versicolor): es un hongo medicinal, posible adaptógeno y un tónico inmunológico por excelencia, con notables propiedades antivirales y equilibrantes del sistema inmune. Es beneficioso para cualquier persona que desee fortalecer sus defensas, pero especialmente útil en quienes presentan debilidad inmunológica general o sufren infecciones respiratorias altas con frecuencia (Manzano & González Solís, 2022).
- Astrágalo (Astragalus membranaceus): en la medicina tradicional china, se ha utilizado durante siglos como tónico para fortalecer la energía vital (Qi), y la evidencia moderna ha demostrado sus efectos beneficiosos sobre el sistema inmunológico. Tradicionalmente, se emplea para aumentar la vitalidad, mejorar la digestión, reforzar las defensas del organismo y promover la longevidad. Actualmente, herbolarios lo utilizan ampliamente por su capacidad para estimular la respuesta inmune. Estudios han demostrado que su administración oral puede aumentar los niveles de anticuerpos IgE, IgA e IgM, así como el recuento de linfocitos, lo que refuerza su potencial como modulador de la inmunidad en seres humanos (Aviva Romm, 2010).

Existen plantas que pueden actuar tanto como tónicos inmunológicos como inmunoestimulantes, y esto se debe a la complejidad y versatilidad de sus compuestos bioactivos, así como a la forma en que se usan (dosis, duración y contexto). Una misma planta puede contener diferentes tipos de compuestos que ejercen efectos inmediatos sobre la inmunidad y efectos a largo plazo que modulan o fortalecen la respuesta inmune general. El resultado dependerá de: el tipo de extracto o preparación (por ejemplo, tintura vs decocción); la dosis y duración del uso y el estado del sistema inmunológico de quien la consume. Las hierbas con este doble perfil ofrecen una mayor flexibilidad terapéutica, ya que pueden apoyar al sistema inmune tanto en momentos de necesidad aguda como en procesos de fortalecimiento sostenido. No obstante, es importante tener en cuenta el contexto de uso, el estado de salud de la persona y posibles contraindicaciones, especialmente en casos de enfermedades autoinmunes, embarazo, entre otros.
Algunas de estas hierbas con ambas propiedades son:
- Ajo (Allium sativum): se puede considerar tanto como hierba tónica como inmunoestimulante. Se consume en todo el mundo como alimento funcional y remedio tradicional para la prevención de enfermedades infecciosas desde la antigüedad. Se ha reportado que el ajo y sus compuestos organosulfurados (OSC) activos alivian diversas infecciones virales en investigaciones preclínicas y clínicas. Estudios clínicos demostraron además un efecto profiláctico del ajo en la prevención de infecciones virales generalizadas en humanos mediante la mejora de la respuesta inmunitaria (Rouf et al, 2020).
- Regaliz (Glycyrrhiza glabra): es conocido por su sabor dulce y sus propiedades medicinales. Esta planta es un emoliente para el dolor de garganta, expectorante para la tos y la congestión bronquial. Como expectorante, alivia molestias en el pecho, incluyendo catarros, tos y bronquitis. La actividad antitusiva –que inhibe la tos– se atribuye principalmente a la glicirricina, que acelera la secreción de moco traqueal. Además, la actividad antiinflamatoria se debe a la acción similar a la de los corticosteroides que presenta la glicirricina (Wardani et al. 2023).
Fortalecer el sistema inmune durante el invierno no solo implica prevenir enfermedades, sino también cultivar un estado de equilibrio y resiliencia en el cuerpo. Las plantas medicinales —ya sea en su rol de inmunoestimulantes o como tónicos inmunológicos— ofrecen herramientas valiosas para acompañar este proceso, adaptándose a las necesidades específicas de cada momento: ya sea para responder ante los primeros síntomas de un resfriado o como apoyo preventivo sostenido. Incorporarlas a nuestra rutina con conocimiento y propósito puede marcar una gran diferencia en nuestra salud estacional.
Si estás buscando una fórmula que reúna varias de estas aliadas naturales, Defensas ha sido diseñada precisamente con esa intención: acompañarte con equilibrio y calidez en los meses fríos, integrando en cada gota la sabiduría de plantas que cuidan y fortalecen.
Fuentes:
Aviva Romm, M. (2010). Botanical Medicine women’s health. Churchill Livingstone
Barrett, B., Vohmann, M., & Calabrese, C. (1999). Equinácea para la infección de las vías respiratorias superiores. J Fam Pract ;48628-635. pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/10496642/
Hobbs C. (2002). Medicinal Mushrooms: An Exploration of Tradition, Healing, and Culture. Book Publishing Company.
Manzano Aguilar, K., & González Solís, R. (2022). Las propiedades del hongo cola de pavo. Ciencia Unam.
Rininger, J. A., Kickner, S., Chigurupati, P., Mclean, A. and Franck, Z. (2000). Immunopharmacological activity of Echinacea preparations following simulated digestion on murine macrophages and human peripheral blood mononuclear cells. Journal of Leukocyte Biology 68, 503–510.
Rouf, R., Jamal Uddin, J., Kumer Sarker, D., et al. (2020). Potencial antiviral del ajo (Allium sativum) y sus compuestos organosulfurados: una actualización sistemática de datos preclínicos y clínicos. Tendencias en ciencia y tecnología de los alimentos, 104, pp 219-234. https://doi.org/10.1016/j.tifs.2020.08.006
Wardani, R., Schellack, N., Govender, T., et al. (2023). Tratamiento del resfriado común con hierbas utilizadas en Ayurveda y Jamu: revisión de monografías y la ciencia del jengibre, el regaliz, la cúrcuma y la menta. Drugs in Context, 12, pp 2-12.